El estado de alarma y todo lo que ello conlleva, es una situación nueva y desconocida a la que nos estamos enfrentando actualmente. El ritmo de vida al que estamos acostumbrados, nuestra rutina diaria, nuestro trabajo, de repente se paraliza, lo que hace que aparezcan estados psicológicos negativos como la ansiedad, el agobio o la desesperación. Además, el miedo y la incertidumbre en la que estamos sumidos estos días provocan, en parte, estos sentimientos.
Algunos de los estados psicológicos más comunes que pueden aparecer durante el confinamiento son: la ansiedad, presentándose con síntomas como la opresión en el pecho, sensación de ahogo, la elevación de la tasa cardiaca (taquicardia), el malestar estomacal o las náuseas… El estrés, es el sentimiento de tensión a nivel físico y emocional, provocando cansancio, falta de concentración, rigidez de cuello y/o mandíbula, dolores de cabeza, problemas de sueño, entre otros. También pueden aparecer síntomas depresivos, como sentimientos de tristeza, irritabilidad, cansancio, baja actividad, sentimientos de desesperanza, apatía o cambios en el apetito. Otros síntomas comunes en estos momentos de incertidumbre pueden ser la ira, la confusión o el miedo.
Pero ¿cómo podemos gestionar estos estados?
Intenta ver y centrarte en la parte positiva de esta situación, piensa que tienes tiempo para ti, para aprender a hacer cosas en las que en tu día a día no puedes como cocinar, hacer ejercicio, leer un libro, o jugar con tus hijas e hijos. Ten siempre presente que esta situación es temporal, que todo pasará. Créate tu horario, márcate una rutina diaria e intenta cumplirla, puedes crear una lista de tareas cada día y tachar aquellas que vas cumpliendo, es importante ser realista y no frustrarnos si no somos capaces de cumplir todos nuestros objetivos. Es esencial estar bien informado, busca datos y fuentes fiables, no te sobrecargues de información. Mantén el contacto con tu entorno cercano, como familiares y amistades, gracias a las nuevas tecnologías podemos estar conectados aunque nos encontremos lejos de nuestros seres queridos. Ten en cuenta tus emociones y acéptalas, pregúntales a las personas que están contigo cómo se sienten y explícales cómo te sientes tú, expresar nuestras emociones y sentimientos ayuda a calmarlos. Presta atención a tus pensamientos, debes tener en cuenta que son solo pensamientos y no realidades. Atiende y ofrece tu apoyo especialmente a tus hijas e hijos, así como a personas dependientes, es esencial que sientan y perciban que mantenemos la calma. Es importante que busques tus momentos privados, puede ser darte un baño relajante, dormir una siesta o ver a solas tu serie favorita.
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